Por Torosaurio | Esto No Está Chequeado | #FiccionesEzeicenses
Adelfa Ruiz (querida octogenaria esquelética del barrio Güemes) odiaba dos cosas: su familia y la música fuerte. Vivía con su hija Emilia, su yerno el “Danielín” y sus diez nietos, cada uno más ruidoso que el anterior, y en ese loquero siempre sonaba a todo volumen Culcha Candela, Tito El Bambino, Nicky Jam y Tego Calderón. Adelfa vivía enfrentándose a los gritos con toda la familia, y siempre que podía, se escapaba. Solía faltar por cuatro, cinco días y a la vuelta nunca confesaba dónde se había metido. La situación preocupaba a Emilia: ¿y si tenía un amante? ¿Qué iba a decir la gente del barrio? Un día, esperó a que Adelfa se escabullera de la casa, y la siguió. Cuál no fue su sorpresa cuando vio que la anciana se metía en uno de los tantos pozos de la calle. Fue tras ella, y descubrió algo impensable: bajo el asfalto había un oscurísimo sistema de túneles que apenas la dejaba ver unos centímetros por delante. Emilia llamó a su madre, pero al no tener respuesta —y espantarse de sus propios ecos—, decidió que lo mejor sería regresar a casa. Total, Adelfa siempre volvía. Pero pasaron dos semanas y Adelfa no regresó. La familia notificó a las autoridades, que organizaron una búsqueda por los túneles. Un desastre: los voluntarios tenían que andar esquivando las gigantescas ratas y cucarachas que aparecían en cada rincón. Encima, algunas zonas estaban inundadas, y hubo que contratar buzos. Tras cuatro meses de una intensa búsqueda, el “Caso Adelfa” quedó archivado. Pasó un año, y parecía que nadie se acordaba de la nona, cuando un grupo de alumnos de la Escuela Técnica se mandó la travesura de meterse en un pozo del B° Güemes. Según cuentan los traumados pibes, no habían andado mucho cuando vieron una forma esquelética, de ojos blancos, muy parecida a una momia, que les dio el susto de sus vidas y les gritó que la dejaran en paz. “Eso es típico de mami”, dijo Emilia al enterarse del incidente. Desde esta columna la ética nos obliga a ser imparciales. Pero ya que estamos: aconsejamos que quienes no deseen llevarse un susto de muerte jamás se acerquen a los pozos de Güemes.
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